sábado, 19 de diciembre de 2020
LUBINA AL HORNO
domingo, 27 de septiembre de 2020
TU PLAN DE ALIMENTACIÓN SALUDABLE
- Llena la mitad del plato con verduras y frutas
- Llena un cuarto del plato con granos, la mitad de ellos integrales
- Llena un cuarto del plato con proteínas magras, sin olvidarse de variar las fuentes de proteínas y de consumir pescado dos veces por semana
- Reduce el consumo de alimentos con mucha azúcar, sal y grasa agregada

miércoles, 9 de septiembre de 2020
FLAN PROTEÍNICO DE GUISANTES CON SALSA DE QUESO
miércoles, 26 de agosto de 2020
EL MITO DEL EFECTO REBOTE
Uno de los mitos más comunes entre el mundo de las dietas es el llamado "efecto rebote" que se produce al abandonar una de ellas, por ese motivo y, con independencia de la dieta, lo recomendable es hacer un cambio de hábitos para evitar que tu cuerpo se vuelva loco. No obstante, cabe destacar que algunos médicos nutricionistas afirman que tal efecto no existe, aunque no hay que olvidar que los agentes bioquímicos de nuestro cuerpo suelen reaccionar adversamente cuando les cambiamos nuestros inputs metabólicos, un claro ejemplo de esto son los fármacos de larga duración, que no podemos suprimir sus tratamientos de repente, ya que nuestro organismo necesita habituarse a ese cambio de hábitos.
El principal problema de lo que llamamos "dieta" es que suele ser un esfuerzo de duración limitada, es decir, aquellos que quieren perder peso buscan hacerlo durante un tiempo, renunciando eventualmente a sus caprichos alimenticios. Es por este motivo que quien quiera perder peso, con independencia de la dieta que quiera hacer, debe tener claro que eso conlleva un cambio de hábitos.
Es relativamente sencillo hacer una dieta durante un par de semanas, incluso durante un mes o dos; pero generalmente todas esas dietas milagrosas conllevan una nutrición pobre a nivel vitamínico, calórico y proteínico. El resultado de estas dietas es que acabamos pasando hambre y sufriendo ansiedad. Además, es más fácil tirar la toalla. Durante una dieta basura el cuerpo se acostumbra a sobrevivir bajo mínimos y reacciona sorbiendo la energía proteica del músculo; lo que provoca una pérdida de peso insana, porque no quemamos la suficiente grasa. Cuando finalmente nos rendimos porque tenemos hambre y ya no tenemos energía, lo que hace el cuerpo es metabolizar en forma de grasa todos los alimentos, previendo posibles periodos de escasez en el futuro. Muchas veces olvidamos que nuestro organismo está programado para auto-protegerse y en el caso que nos ocupa, cree que lo que necesitamos son reservas de grasa. Eso deriva en un aumento rápido de peso, porque los kilos perdidos fueron más de los músculos, que de la grasa en sí y eso provoca que se acelere el metabolismo.
Luego deberíamos hablar de los estragos del fracaso en la dieta. Cuando hemos seguido una dieta milagro durante un par de meses y hemos conseguido perder cuatro o cinco kilos pasando hambre y volvemos a la dieta habitual, rápidamente volvemos a nuestro peso y eso provoca que nuestro subconsciente entre en un estado de depresión o abandono y creemos premiar un esfuerzo del pasado dándole caprichos que en su día no tuvimos. Y eso nos genera una falsa sensación de efecto rebote.
Sin un cambio de hábitos alimenticios, cualquier dieta de mínimos es contraproducente, nuestro cuerpo necesita calorías y proteínas de manera innegociable, de lo contrario se vería afectado nuestro metabolismo basal y perderíamos masa muscular. Para perder peso no hay que pasar hambre, no hay que tener prisa y sobre todo, debemos nutrir convenientemente nuestro organismo. Cambiar de hábitos implica salir de nuestra zona de confort, nuestra mente se revela al estrés de cambiar menús, de hacer ejercicio o de llevar un horario de sueño adecuado. Creemos estar haciendo un gran sacrificio, pero no es así. Las excepciones y los caprichos forman parte de nuestro bienestar, de modo que un cambio de hábitos no está reñido con esos desequilibrios que podemos concederle a nuestro cuerpo.
Otro problema muy común es el desconocimiento generalizado de las propiedades de los alimentos y eso causa un desorden metabólico y un déficit de algunos nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. El secreto es encontrar un equilibrio. Un ejemplo de este desconocimiento es el exceso de azúcares que se consumen habitualmente. A falta de energía, no optamos por reponer nuestros niveles proteicos, sino que recurrimos a la energía rápida, el azúcar. Su metabolización es igual de rápida que la energía que nos da momentáneamente, nuestros jugos gástricos del intestino convierten las moléculas del azúcar en glucosa y nuestra sangre la absorbe para que nuestro páncreas lo convierta en insulina y transporte las células de glucosa a nuestro cuerpo en forma de grasa.
Así pues, el secreto de toda dieta es saber encontrar el equilibrio alimenticio, lo que implica un reajuste de nuestros hábitos nutricionales, algo que debería ser una obviedad. No podemos pretender eliminar todo aquello que hemos acumulado durante años en pocas semanas.
miércoles, 19 de agosto de 2020
BERENJENAS RELLENAS DE BACALAO
domingo, 9 de agosto de 2020
ENSALADA DE LENTEJAS CON PIÑA
Hoy os propongo una ensalada refrescante que os dejará muy saciados, donde la gran protagonista es la lenteja. Esta legumbre, que contiene más proteínas que cualquier carne o pescado, es ideal para dietas de adelgazamiento ya que solo aporta 230 calorías, ayuda a reducir el colesterol, combate la anemia por su alto contenido en hierro y reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, mantiene los niveles de azúcar en sangre y su alto contenido en fibra previene el estreñimiento. Contiene ácido fólico, ideal durante el embarazo; hierro, potasio, zinc, cobre, selenio, calcio y fósforo.
INGREDIENTES
© Lentejas pardinas
© Piña natural
© Palito de cangrejo
© Brotes frescos
© Aceite de oliva virgen
© (Opcional: un puñado de arroz integral)
Dejar las lentejas un par de horas en remojo y luego hervirlas durante 40 – 45 minutos, escurrirlas bien y reservar en la nevera una horita. También podéis comprarlas de bote, pasarlas por abundante agua para que pierda la gelatina de los conservantes. Añadimos los brotes de ensalada, la piña y el palito de cangrejo cortados a dados. Aliñamos con aceite y ya tenemos nuestra ensalada lista.
Opcionalmente, para que sea un plato más completo, puedes añadir un
puñadito de arroz integral.
TIEMPO ESTIMADO
15 minutos